sábado, 24 de marzo de 2012

La mujer, como argumento

Bienvenidos,

Esta mañana he estado leyendo un par de artículos publicados el diario El País. Y mi conclusión es que últimamente cada vez reconozco menos a este diario.

El primero de ellos versa acerca de Asma El Assad, esposa del líder sirio. El segundo, nos habla de Soraya Sáenz de Santamaría y sus virtudes, en especial la de súper mamá. Y no sabría decir cuál de los dos me pone de peor humor.

De ambos se desprende un tufillo que no me gusta nada de nada.

A la esposa de El Assad nos la presentan como una mujer nacida y educada en Londres, aunque proveniente de una familia acomodada, aliada con el régimen de la familia El Assad y por tanto con buenos contactos en Palacio. Es confuso y contradictorio este artículo. Por un lado nos presentan a Asma como una mujer no educada en el fervor del régimen, ya que sus padres (según el artículo) la educaron como una inglesa más. Por otro lado se comentan las excelentes relaciones entre la familia y el régimen y el hecho de que Asma tenía acceso a Palacio desde pequeña. A mi esto no me cuadra, la verdad.
Por otra parte, el artículo nos habla de una mujer muy profesional, que estudia ingeniería informática y trabaja para varios bancos, entre ellos Deutche Bank y J.P. Morgan (al leer esto, no pude evitar sonreir. ¿¿Casualidad casualidosa?? ¿¿Una ex-empleada de J.P.Morgan casada con el líder sirio?? Qué coincidencias más extrañas...). Es decir nos muestran a una mujer moderna, trabajadora, eficiente. Peeero acto seguido insinúan varios datos que la dejan en mal lugar, en el sentido de que cuando ella se casó con Bachar El Assad, él ya ejercía como "dictador" y ella no lo ignoraba.
Nos hablan de su carácter democrático, para después criticar que hoy en día no hace nada por su país. Nos la presentan como cómplice y sometida de manera simultánea.
Sinceramente, el artículo me chirría de una manera escandalosa.

El artículo sobre Soraya es más light en cuanto a intención. Aunque por supuesto, no deja de sorprenderme que El País dedique un artículo a los esfuerzos de la vicepresidenta por ser líder y madre. Jamás hemos leído un artículo en estos términos sobre un hombre. ¿Sabíais que Rajoy tiene dos hijos? Pues no recuerdo haber leído ningún artículo en el que se hable de como Mariano compatibiliza su labor como presidente del gobierno y padre amantísimo.
En fin que nos presentan a una Soraya híper trabajadora (no lo dudo) que gracias a sus esfuerzos ha conseguido ser líder pese a ser madre. Y he aquí el primer punto de discrepancia. Que yo sepa Soraya tuvo a su primer hijo cuando ya estaba claramente posicionada en el PP como mano derecha de Rajoy. Que yo sepa, Soraya no ascendió a la cumbre con un niño a cuestas, sino que una vez arriba, se pudo permitir ser madre. Quizás la estabilidad económica y la tranquilidad de tener su posición en el poder asegurada le permitieron darse el lujo de ser madre. A los 40 años, por cierto.
Luego nos hablan de que consigue compatibilizar el trabajo con el cuidado de su hijo gracias a la organización. Y a su vez nos la pintan como una mujer que se lleva trabajo a casa, que tiene unos horarios eternos, y que a menudo no cumple con su propósito de llegar al baño de su hijo. Y digo yo... ¿con organización solamente? Es lógico pensar que si ella está 14 horas fuera de casa, y su marido trabaja en Telefónica como bien sabemos, alguien se tendrá que quedar con el niño, ¿¿no?? Algún familiar, alguna niñera. ¡ALGUIEN! Una persona de confianza que tenga cerca, ó una profesional que pueda pagar con su sueldo. Ventajas con las que muchas madres no cuentan y que por tanto, les hace imposible ser esa súper mujer que es Soraya, por lo visto.

Nos la quieren poner de ejemplo, cuando resulta obvio que Soraya ha tenido un hijo justo en el momento en que menos tiempo puede dedicarle, por lo que ha tenido que escoger, eligiendo justo lo contrario que la mayoría de las mujeres que son madres. Ella ha decidido no cumplir la baja por maternidad para dedicarse en cuerpo y alma a su función de vicepresidenta. Para ello, ha renunciado a muchos momentos con su hijo, ha decidido perderse la mayoría de sus primeros pasos en el mundo. ¿Es esto un ejemplo? Para mí no, a mí me resulta obvio que en su intento de mostrarse como una mujer que puede con todo, Soraya ha tenido que dar preferencia a su labor pública que a su vida privada, justo en el momento en el que cabe pensar que preferiría hacerlo al revés. Quizás lo haga con mucho gusto, quizás de mala gana, quizás para darnos una lección a todas las mujeres. Pero a mi personalmente lo único que me transmite es el fracaso una vez más de la conciliación de la vida familiar y laboral. Me deja claro el abismo entre hombres y mujeres.
Cuando hace falta realzar sus virtudes con un artículo propagandístico como este, es evidente que algo falla. Cuando nos la pintan como la super madre que debido a su dedicación al trabajo decide no tomarse la baja por maternidad, algo que en su momento muchas sentimos como una traición a derechos adquiridos por las mujeres, a mí me transmite ser una mujer ambiciosa, que teme perder su poder y su influencia.

En fin, no entiendo muchas cosas que publica "El País" últimamente.

Por un lado nos hablan de mujeres árabes de clase alta que supuestamente viven dominadas por sus malvados maridos o que son tan malvadas como ellos. Los medios de comunicación no dejan títere con cabeza: ¿es Asma víctima ó verdugo? nos plantean. Pero, ¿por qué son esas las dos únicas opciones?
En ningún momento se enfoca el artículo como "Asma, una mujer sumamente inteligente, educada en una sociedad no influenciada por ningún régimen, que ha trabajado para los bancos más importantes, y que ha decidido apoyar a su marido frente a las críticas externas". Con este comentario no trato de defender el régimen sirio, pero soy incapaz de creerme lo mismo que nos vendieron con Irak, Libia y lo que nos venden con Irán. No, señor. Siria, al borde de una guerra civil. Y casualmente EEUU y los países desarrollados (ergo los más dependientes del petróleo) acosando por tercera vez en este siglo a un país con petróleo, denunciando al régimen, apoyando a los opositores. Rodeando como hienas al país. Un país con un régimen que no se instauró ayer, por cierto. Y por cierto también, hoy he leído que el premio Nobel de la paz Barack Obama aún no ha tomado posiciones ante el golpe de estado que se ha producido recientemente en Mali. Curioso.

Una vez más ese tufillo a "qué machistas son los musulmanes". Pues sí, lo son. Pero no es que estemos como para ir dando ejemplo de nada en este nuestro país, donde muchas mujeres sufren violencia de género y MUEREN (y encima muchos todavía quitan hierro al asunto), donde una mujer en el mismo puesto que un hombre cobra menos, donde las mujeres soportan las cargas familiares casi en exclusiva, donde una mujer puede ser despedida por quedarse embarazada, donde aún vivimos un debate eterno sobre nuestro derecho al aborto, donde el lenguaje es claramente sexista, donde la igualdad de oportunidades es un mito, donde los comentarios y las actitudes machistas se suceden a diario. Que hay cosas peores que un velo y eso que a mi no me gusta.

Por otro lado, tenemos a la mujer de clase media que escala posiciones gracias a su esfuerzo personal y que ha de renunciar prácticamente (o relegar) a su vida personal para conseguir mantener su posición obtenida gracias a la confianza que un hombre le ha otorgado. Vaya.

En ambos casos me queda la sensación de que se está utilizando la figura de la mujer para justificar unos argumentos basura, unas ideas preconcebidas.
Asma El Assad, la mujer libre, sometida por un marido tirano. Ó la mujer frívola, que calla y otorga. Nunca una mujer formada que apoya a su marido porque quizás tenga motivos, que no interesa plantear.
Soraya, la mujer que logra el éxito y el cambio de clase a base de esfuerzo, ambición y trabajo. La mujer que puede con todo, cuando realmente debe poner en segundo plano lo personal, algo que la mayoría no desea hacer y que no es justo que deban hacer.

En ambos casos mujeres supeditadas a lo que diga un hombre, como se desprende de la lectura de los artículos. A una la critican por ello, a la otra la ensalzan. No entiendo nada. 

La mujer, una vez más, en el ojo del huracán. Utilizada para vendernos lo que interesa vender.

El día que no tengamos que leer cierto tipo de artículos, será un gran día para nosotras.

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