miércoles, 17 de abril de 2013

¿Quién quiere desestabilizar Venezuela?

Lo que está ocurriendo en Venezuela es algo que debería abochornarnos e indignarnos a todos aquellos que creemos en que es posible una democracia real, más justa y un mundo en el que se limen las desigualdades.

Es la prueba de que existe un grupo de personas en el mundo para las que lo único que importa son sus intereses, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Y lo que es peor, la prueba de que existen muchas personas que les apoyan y defienden, porque piensan que defendiendo los intereses de esa élite lograrán defender sus propios intereses.

Esa élite que domina el mundo, que está demostrado que lo hace, utiliza a unos y otros a su antojo. Maneja poderosas multinacionales, que son capaces de destruir terrenos vírgenes y expulsar a quienes llevan generaciones viviendo en ellas mientras te intoxican con sus anuncios de buen rollismo. Si tienen que comprar políticos o subvencionar campañas de candidatos, lo harán. Por supuesto, esto nunca es gratis y por supuesto, para el político al que han "subvencionado" lo más importante será devolver este favor. Lo estamos viendo en nuestro país: bancos que perdonan o flexibilizan deudas de partidos políticos que casualmente son "premiados" con medidas como por ejemplo, que los ayuntamientos ahora se financien a través de bancos o que las multas de tráfico sólo puedan ser pagadas con tarjeta (lo que obliga a contratar una, que por cierto no es gratis). Y ese es un pequeño ejemplo.

Esa es la élite que está dominando al mundo, otros prefieren llamarlos "mercados". Han conseguido expandir el capitalismo en todo el mundo, han conseguido doblegar gobiernos, incluso han conseguido que los gobiernos consideren propios sus intereses y los defiendan. El ejemplo más claro lo vemos en EEUU, un país que es capaz de mentir al mundo para invadir un país por petróleo. Los intereses económicos de esa élite se trasladan a los de un gobierno (comprado, por supuesto) y este es el encargado de convencer a la población de que eso será bueno también para ellos, haciendo que muchas personas que seguramente no matarían a nadie en su vida, vean justas y necesarias las muertes de miles de personas inocentes, cuyo único delito es nacer en un territorio que a otros les interesa poseer. Claro, si a eso le sumas ciertos prejuicios tipo "islam=terrorismo", miles de personas aplaudirán cada bomba que caiga sobre ciudades repletas de personas como tú y como yo porque "en esa ciudad se refugia un terrorista". Y así se somete al mundo a la voluntad de unos pocos: con muerte y mentiras.

En Venezuela existe una división muy fuerte de la población. Diría que una fuerte división entre socialismo y capitalismo. La guerra del siglo XX por excelencia. La lucha entre lo que realmente necesitas y lo que otros quieren que necesites. 

El capitalismo nos ha convencido de que el consumo es progreso. De que si con 30 años vas en transporte público eres poco menos que un "pringao". De que el símbolo del progreso es tener un buen coche, potente y bonito. De que "molas" más si tienes estilo y ropa elegante. Y para muchos, poder consumir libremente se ha convertido en el símbolo de la libertad. Por supuesto, esas personas tienen cubiertas sus necesidades básicas y por eso se permiten pensar en estas otras cosas... para quien no sabe si podrá comer mañana o dentro de 10 días, ese bienestar que el capitalismo le vende es totalmente trivial.
Al capitalismo no le interesa que tengas asegurado un cierto nivel, que tengas garantizadas unas cosas básicas como comida, trabajo, vivienda, educación o salud. Cosas que a todos nos parecen básicas ¿no? Una sociedad moderna como la nuestra, ¿no debería haber alcanzado ese nivel de bienestar? Yo pienso que debería... y que en el fondo al capitalismo le vendría bien algo así, puesto que una vez sabes que todas estas cosas básicas las tendrás aseguradas, ¿no gastarías tu dinero más alegremente? Pienso que sí. Y eso es lo que alimenta al capitalismo.

El caso es que el actual sistema no piensa así. En lugar de cubrir tus necesidades básicas y alimentarse de tus  posibilidades de consumir, este sistema ha dado una vuelta de tuerca (la dio hace unos años) y ha decidido que tus necesidades básicas son un gran negocio, y que podrán cobrarte lo que deseen pues harás lo que sea por tu salud o por tener un sitio al que llamar hogar. Y cuando digo "sistema" nuevamente me refiero a esa élite.

En Venezuela hay tanta pobreza, en Latinoamérica en general, porque en su día ya fueron el campo de experimentación del capitalismo. Mientras el hemisferio norte luchaba, el capitalismo tenía que mostrar su cara amable, hacer que los europeos pensasen que el comunismo era una lacra y que el capitalismo era el mejor sistema posible. Pero quienes manejaban los hilos sabían que ganarían y que cuando esto pasase el capitalismo debía dar un paso más hacia su verdadero ser. Por eso necesitaban probar y experimentar, y para ello se aliaron con las derechas latinoamericanas. El capitalismo, las élites, apoyaron golpes de estado, impusieron su voluntad, asesinaron a decenas de miles de personas, con el objetivo de someter a Latinoamérica a su voluntad y disponer así de sus recursos.

Hace muy pocos años que parece que esto estaba empezando a cambiar, que parece que los pueblos del sur habían recobrado las ganas de luchar por su futuro y de recuperar su soberanía. Y esto es peligroso para estas élites. 

Hoy, en un mundo globalizado, de comunicaciones globalizadas, ya no está bien visto el apoyo directo a un golpe de estado: esto es una mala publicidad y ya sabemos que la publicidad es el instrumento vital de este tablero de juego. Haz lo que sea, pero que no se note, que no parezca malo.

Hemos visto a Capriles en todas las televisiones del mundo, pedir tranquilamente que se recuenten los votos, insinuar claramente el fraude electoral -¿quién apoya a Capriles?¿Quién financia a Capriles?¿Quién financia a esas televisiones que le sacan en "prime-time"?-. Le hemos escuchado intentando hacer ver que él no ha perdido, sino que en Venezuela no hay democracia, no juegan limpio. Hemos visto más eso que las conclusiones de los numerosos ojeadores internacionales, que coinciden en que SÍ se juega limpio. Hemos visto a gobiernos que callaban ante tales acusaciones, como el de Mariano Rajoy, que casualmente gobierna en mayoría absoluta con el 46% de los votos. Maduro ha obtenido el 51%, señores. 

Lo más curioso es que el Consejo Nacional Electoral ha emitido un comunicado donde expresa que hasta el momento Enrique Capriles no ha solicitado ningún por los procedimientos legales. ¿Por qué Capriles no está utilizando las vías legales y sólo se está limitando a lanzar acusaciones de fraude o a decir que Maduro no quiere recontar los votos?

He escuchado también a Capriles asegurar que mientras Chávez vivía, nadie cuestionó "el liderazgo del presidente". Curioso que lo diga un tío que en 2002 asaltó la embajada de Cuba durante el golpe de estado que sufrió Chávez (según él lo hizo para mediar). En la embajada de Cuba se refugiaba el presidente de la República, Diosdado Cabello. (Yo me pregunto... si vas a calmar los ánimos, irás a ver a los golpistas y no a los que han sufrido el golpe ¿no?). 

La red está inundada de imágenes que "muestran" a soldados chavistas quemando votos estos días. Curiosísima manipulación que está utilizando imágenes de 2010, de una quema de votos antiguos realizada por parte del gobierno, que es quien proporcionó esas mismas fotos. 

Los partidarios de Capriles han quemado varios centros médicos (de esos médicos que Chávez trajo de Cuba, y que según parece los partidarios de Capriles quieren expulsar del país) y sedes de vivienda pública (como en "La Limonera", en Caracas) de las que promovió el chavismo, han asaltado sedes del partido socialista y como resultado hay siete personas fallecidas. Esto es algo completamente intolerable, están asesinando a personas, destruyendo centros médicos, persiguiendo a personas por motivos políticos, buscando desestabilizar la imagen de un país. A Capriles le viene muy bien esa imagen de inestabilidad, desde luego. ¿A qué viene convocar caceroladas sin ni siquiera haber hecho una reclamación formal?Simple agitación, a sabiendas de que la violencia viene después.

Lo más "sorprendente" (por su claridad) ha sido encontrarme hoy con las declaraciones de Evo Morales, presidente de Bolivia, que ha declarado lo siguiente, tras escuchar a una portavoz de la Casa Blanca pedir un recuento de votos por la "ajustada diferencia" con la que Maduro ha vencido a Capriles.
"Estoy convencido de que detrás de esas declaraciones, Estados Unidos está preparando un golpe de Estado en Venezuela"
"Quiero expresar que esto es una intromisión abierta de Estados Unidos hacia la democracia venezolana y ni esa portavoz ni el gobierno (estadounidense) tienen moral ni autoridad para cuestionar los resultados de las elecciones en cualquier país de Latinoamérica o del mundo"
"Esa es la estrategia de los países que representan al imperio y al capitalismo; a veces usan el narcotráfico, el terrorismo, el autoritarismo para intervenir, primero confrontar al pueblo para después que vengan cascos azules o finalmente la intervención"
Toda una bomba, desde luego. Pero la historia le da la razón, o al menos hace que sus "dudas" sean algo más que razonables...

Por último, un dato muy importante a mi juicio. Maduro ha ganado por una diferencia de 234.935 votos obteniéndo el 50.75% de los votos y esto se está viendo en el mundo (o más bien lo están haciendo ver) como algo sospechoso, algo cercano al fraude, algo que causará la desestabilización del país, poco más o menos. Desde EEUU se pide poco menos que una auditoría de los votos, Capriles se niega a reconocer a Maduro presidente, y numerosos países neoliberales guardan silencio o sueltan gilipolleces, como es el caso de nuestro ministro de asuntos exteriores, Margallo, que en un primer momento no reconoció a Maduro como presidente, aunque finalmente lo ha hecho.

Bien, ha llegado el momento de la memoria histórica:

Kennedy ganó a Nixon en las elecciones de 1960, con una diferencia de 112.827 votos. Obtuvo el 49,7% de los votos, mientras que Nixon el 49,6%.

Allende ganó las elecciones en Chile en 1970 con el 36.6% de los votos, dejando a Jorge Alessandri con el 35.3%. En votos, la diferencia fue de 39.338 votos.

Los dos son ejemplo de que la voluntad popular puede ser "acallada" de varias maneras...

Aznar ganó en 1996 a Felipe González por 290.328 votos. Con un 38.76% de los votos fue elegido presidente.
Bush ganó las elecciones de 2000 a Al Gore y se proclamó presidente pese a obtener 543.895 votos MENOS que su rival. Bush obtuvo el 47,9% de los votos, mientras que Al Gore el 48.4%.  La ley electoral de EEUU es brillante, ¿no? Pero ¡eh! ¡¡son la auténtica democracia del mundo!!

En las últimas elecciones presidenciales, Obama obtuvo el 51.1% de los votos, mientras que su rival, Romney, obtuvo el 47,2%. ¿Qué legitima a este país para dar lecciones o pedir recuentos en otro? Es que es increíble, vamos.

Pero ESTA mierda es la que publican los medios, en general. Esto es sólo un ejemplo:


Esto, no es sólo una cuestión de democracia. Se trata de intoxicación informativa, de manipulación de la verdad por parte de unos intereses, de llevarnos al terreno en el que no deberíamos entrar, de desestabilizar a un gobierno tan legítimo o ilegítimo como otros que se consideran ejemplo de algo.

Lo que está pasando con Venezuela es ni más ni menos que nos están intentando convencer de que es un país con un gobierno no legítimo, un gobierno que no representa la voluntad de los venezolanos. Y son los medios controlados por una oligarquía financiera mundial, la misma que ha financiado a Capriles, la misma que históricamente ha manipulado y derrocado gobiernos legítimos con asesinatos, guerras, invasiones, golpes de estado. Esa oligarquía que sabe que en Venezuela existen muchos recursos naturales, y que desea explotarlos, mientras te anima a ti a que cambies de coche para que consumas ese petróleo.
Esto no se trata de que te guste el chavismo, o Maduro. Se trata de que una vez más se está manipulando a la opinión pública mundial para deslegitimar la decisión tomada por un pueblo, que no favorece a los intereses de una minoría. Se trata de que parezca más grave lo que Venezuela ha decidido, que el hecho de que se está atentando contra la soberanía de un país.

De nuevo, la oligarquía haciendo de las suyas y el pueblo siendo manipulado.

Esta es la historia más vieja del mundo. Espero que seamos capaces de darle la vuelta.

Saludos.

martes, 9 de abril de 2013

Adiós maestro Sampedro.

Hola a tod@s,

hoy es un día triste. Hoy hemos perdido a José Luís Sampedro. Un hombre sabio, un hombre ejemplar.

Pude conocerle gracias al 15M. Como tantas otras cosas, como tantas voces que durante mucho tiempo no conocí y debería haber conocido. Tanta gente que te enseña las cosas que realmente importan, que te abre los ojos, que te hace darte cuenta de que este sistema es una basura y que sólo podrá cambiar cuando cambiemos individualmente de manera masiva. Esa gente que por desgracia no sale tan a menudo como deberíamos en los medios masivos a los que tenemos acceso normalmente.

Lo primero que leí de él fue el prólogo que escribió del libro "Indignáos" del recientemente fallecido Stéphane Hessel. Otro gran luchador por los derechos humanos. También participó en el libro Reacciona, donde escribió un capítulo. Capítulos llenos de crítica hacia el sistema, hacia el capitalismo. Llenos de verdades, de conciencia de clase, de conciencia. Como todas sus entrevistas, de las que siempre se aprende algo.

José Luis Sampedro era escritor, profesor, economista, humanista. Abogó por una economía «más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos». En 2010 el Consejo de Ministros le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España por «su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo». En 2011 se le concedió el Premio Nacional de las Letras Españolas.

Su libro "Economía humanista" es uno de los más reconocidos. Poco puedo decir de esta obra, más que la tengo en la estantería, en espera. La compré hace unos meses, pero aún no he podido leerla, como varias obras suyas. Disfruté de su fina ironía y su feroz crítica en su libro "los mongoles en Bagdag", donde compara la invasión de esta ciudad por parte del ejército de Hulagu Khan, nieto de Genghis Khan con la guerra (o mejor invasión ilegal) de Irak promovida por EEUU. Me encantó ese libro. Su novela más aclamada es "La sonrisa etrusca", novela que leí recientemente, en la que muestra como la ternura reside hasta en los corazones más aparentemente rudos. Y cómo nunca se deja de aprender. (Como él mismo decía, quería ser recordado como "un aprendiz de José Luís Sampedro").

Y es que en eso consiste la vida, y por ende la sociedad y la política. En aprender, en equivocarse, en volver a cambiar y volver a equivocarse. En darte cuenta de tus errores, tus incongruencias, tus vacíos, todas las cosas que desconoces. E intentar cambiarlo, equivocándote una y otra vez. Lo más importante creo yo es tener la humildad de reconocerte a tí mismo cuan ignorante eres, y las ganas de cambiar eso. Para ello, gente como José Luís Sampedro es imprescindible.

Dice su mujer que en sus últimos momentos "Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me djo "Ahora empiezo a sentirme un poco mejor. Muchas gracias a todos". Se durmió y al cabo de un rato se murió".

Hasta su forma de irse es ejemplar: sencilla y dando las gracias a los suyos.

Aquí os dejo trocitos de sus últimos discursos, los que más me gustan. Mi pequeño homenaje a un hombre que me ha ayudado a crecer en ciertos aspectos, que ha sido y será un referente y que pasará a la historia como tal. 

"No hemos aprendido a vivir" Discurso de José Luis Sampedro en la UC3M (18 min.)
 
En la entrevista con Jordi Évole "La trampa del miedo" (11 min):


                                                              "Educados para no pensar" (4 min.)


Entrevista con J.L. Sampedro (3 partes). "Este mundo ha fracasado"



Y aquí una de sus últimas entrevistas, para Isaías Lafuente en la SER, donde colaboraba. "la vida no hay quien la pare".

http://www.cadenaser.com/gente/audios/sampedro-vida-hay-quien-pare/csrcsrpor/20120707csrcsrage_4/Aes/

Y esto es un pequeño ejemplo, pues cada vez que este hombre hablaba, era una lección.

Gracias por todo, Don José Luís. Te echaremos de menos, te recordaremos.

viernes, 5 de abril de 2013

La Revolución (por Lobo Astur)

Hola a todas,

hoy de nuevo quiero compartir un texto que he leído en facebook, en concreto en un perfil llamado "Lobo Astur Astur", que por cierto comparte cosas muy interesantes.

En este caso, compartió una brillante reflexión sobre qué es la revolución, que podéis leer a continuación:
 
Esta noche, me vais a permitir un pequeño descanso de "Los viajes de Raúl", para hacer una reflexión:

Muchos se dicen revolucionarios. Si. Muchos hablan de REVOLUCIÓN, con mayúsculas. ¿Saben tod@s qué es realmente un proceso revolucionario?

La Revolución no es coger el fusil y empuñarlo. Disparar contra los poderosos y tomar el poder con más o menos sangre. No.
Revolución es que nos duela ver gente a la que le quitan sus casas por culpa de este sistema, tasas de paro terribles con familias enteras durmiendo en la M-30 bajo toldos de plástico, despidos salvajes para aumentar el poder y los bolsillos de los de siempre. Eso debe dolernos tanto como el que la gente rebusque en la basura para comer o que los índices de detenidos por cuestiones políticas aumenten, con el consiguiente aumento de palizas, heridos en manifestaciones y pérdidas de ojos por bolazos ilegales.

Doliéndonos eso, debemos no sentir la pena de la caridad sino emprender El Camino: Formación. Concienciación de las masas de la problemática actual. Más formación. Compromiso. Lucha.
Esto debe derivar en una toma de conciencia, en un despertar de la clase proletaria, que cristalice en la creación de una organización al margen de las organizaciones políticas parlamentarias "oficiales" y de las sindicales, que siguen el juego al sistema capitalista.

Sin este proceso previo, de unidad de la clase trabajadora y una toma de conciencia de la misma, no se podrán derrumbar los pilares que sostienen este sistema corrupto, monárquico, partidista y con una nula representatividad de los verdaderos deseos de los trabajadores.

Para construir un mundo nuevo nosotros debemos ser nuevos y formar personas nuevas.

La Revolución debe construirse con una verdadera base, que no es, quizás, el retorno a un "Estado de bienestar" que no era tal. No.

La Revolución debe ser paulatina y paso a paso. Sin personas que crean en el esfuerzo conjunto de la clase trabajadora para llegar a la meta del progreso humano, social y económico, no se puede hacer ninguna Revolución.

La Revolución se hará cuando todos nos consideremos supeditados a un bien común para todos. Hacia el verdadero motor de cualquier economía: Los trabajadores.

Sin eso, sin nosotros, sin los parados, los estudiantes, los funcionarios y demás, es decir, sin el conjunto de la clase trabajadora, se deriva hacia lo de siempre: cambiar de dictador cada cuatro años, influenciados en el voto por colorines, músicas de campaña, rostros caducos y dependiendo del dinero que los bancos den a tal o cual partido, este gobernará.

No hay más. Es así. Y eso no es una verdadera Democracia. Pues las Democracias emanan del pueblo, para el pueblo y por el pueblo... Y con el pueblo.

No lo olvidemos a la hora de pedir la Revolución. Hay que prepararse mucho antes y preparar a una sociedad mediatizada por los medios de comunicación, los mensajes subliminales, el consumismo y ese ansia insana de querer parecerse a los insanos Estados Unidos Belicosos de América, donde estamos hartos de ver a ancianos tirando de carritos con sus escasas pertenencias, homeless que llaman ellos.

Ahora ya se ve eso también aquí.

Yo no quiero una sociedad así para nadie. No quiero un legado de ese calibre para mis hij@s, ni para los vuestr@s.

¿Vosotros queréis que esto se convierta en el " Salvese quien pueda"? ¿Queréis un mundo donde esto ocurra, donde los hij@s de los trabajadores no puedan ser médicos, periodistas, o lo que les de la gana?
¿Preferís un sistema como el actual, donde impera el "Tanto tienes tanto vales"?

Luces fuera. Se cierra telón. Últimas Palabras:
Las nuestras, no las de ellos.

Y esto, amigas y amigos es exactamente lo que yo misma pienso. Para construir un mundo nuevo nosotros debemos ser nuevos y formar personas nuevas.
Un abrazo.

martes, 2 de abril de 2013

Sobre el ESCRACHE. Textos de Cristina Fallarás.

Hola a tod@s,

estos días he leído un par de escritos publicados por Cristina Fallarás, que me parece muy interesante compartir.

Cristina es una periodista y escritora que fue desahuciada de su casa tras dejar de pagarla por estar en el paro. La cara más jodida de esta crisis, la de los afectados. La he visto en varios programas de televisión contando su caso y recientemente ha publicado el libro "a la puta calle", relatando su experiencia en primera persona.

Cristina ha querido salir en defensa de los afectados por los desahucios, como una afectada más, supongo que harta de que en este país quien está muy cómodo se permita el lujo de juzgar y señalar a quien está sufriendo. Es más fácil señalar que intentar arreglar algo, ya sabéis.

Por cierto, yo estoy a favor de los escraches. Es más, me parece que cada político que miente o incumple una promesa, que es fotografiado tocándose los huevos en un pleno, que insulta al pueblo, debería llevar un grupito de ciudadanos detrás contínuamente que le recuerde quién es y por qué está donde está. Porque a muchos se les ha olvidado y claro, así estamos como estamos.

Esto es lo que hay que tener presente y no toda la mierda de propaganda que muchos políticos están soltando contra quienes reclaman el derecho (repito, el DERECHO) a una vivienda. No se puede caer más bajo que atacando a desahuciados, sobre todo si eres uno de los que ha consentido que se llegue a esta solución. En temas como este es donde podemos ver que los políticos a los que se les llena la boca en campaña apoyando a los desfavorecidos, al lado de los parados, clamando contra los desahucios o criticando que el peso de esta crisis esté recayendo sobre los hombros de los menos favorecidos, llegada la hora de la verdad no quieren comprometerse. Claro, qué fácil es hablar amigos míos. 

En fín, aquí dejo los dos textos, espero que os gusten tanto como a mí. Un abrazo

  
Escrache de trabajo, casa y cena

Éramos tan simpáticos cuando recibíamos los palos de la policía levantando las manos en las plazas. Éramos tan comprensibles cuando a su violencia, su puñetera violencia económica, cotidiana y bestial, todo lo que oponíamos era nuestra presencia en silencio…

Cuando uno llega a casa del trabajo y hace la cena le molestan las interrupciones, qué impertinencia tan poco democrática, esas interrupciones. Casa, trabajo y cena son las palabras clave. Cuando a uno le han arrebatado trabajo, casa y cena, sólo le queda interrumpir para no echar a arder la rabia. Interrumpir para recordarle al responsable que la miseria ajena la ha construido él, recordárselo a sus seres cercanos, a sus vecinos, a sus amigos, que no se les olvide como a tantos no se les puede olvidar que ni trabajo, ni casa, ni cena tienen ya.

Así son las cosas, queridos ministros, diputados, periodistas y biempensantes en general. Cena. Trabajo. Y casa.

Primero te quedas sin trabajo. Seis millones de personas ya viven al pairo, sin manera de ganarse la vida. Si no te ganas la vida, la pierdes, no me cansaré de repetirlo. De ellos, cientos de miles son conscientes de que nunca más volverán a trabajar. Como son personas entre 50 y 65 años, suelen tener hijos, y seguramente lloran acuclillados en la ducha, como yo tantas mañanas aciagas en las que inventar ocupaciones para el día que llegaba a dentelladas ha sido la única forma de mantener la cordura.

Después de perder el trabajo, pierdes la cena, qué barbaridad, la cena, pensarán los biempensantes. El subsidio de paro tiene caducidad y cargamos ya en el lomo cinco años de crisis. De los seis millones sin curro, alrededor de dos millones de personas en España cobran cero euros al mes. ¿Usted se imagina lo que son cero euros al mes? ¿Usted se imagina lo que es ir a buscar la leche del desayuno a la nevera de los abuelos, a la cola de la Cruz Roja, a casa de una amiga que aún conserva dos tristes colaboraciones? Párese aquí y piénselo, póngase en el lugar, no le dé asco, se trata de un ejercicio muy aleccionador: Suena el despertador por la mañana, levantas a los críos y escurres la última botella de leche, ya mezclada con agua. Pero no llega, no alcanza para los dos. Aprietas la mandíbula hasta la náusea, la última botella, la última patata, el último huevo son piezas imprescindibles de un puzle cotidiano que termina en cualquier momento, no a final de mes, no al principio. Quienes cuentan la última taza de arroz en la despensa ya no tienen principio ni final de mes, porque no hay cobros, cero euros, cero curro, cero ingresos, el tiempo como un continuo infernal de desespero y perplejidad, de paseos urbanos a patadas, de pequeñas ilusiones de delincuencia básica.

¿Qué haría usted si peligrara el alimento de sus hijos?

Ah, pero no lo han perdido todo aún. Después del trabajo, la patata, la leche y el arroz, después del agua y la luz, del teléfono y el gas, pierdes la casa. Párese aquí de nuevo: Sí, sí, la casa, techo, refugio, guarida, hogar, la casa en la que ya no queda equipo de música, ni objetos de valor, ni televisión, ni vídeo, ni bicicletas, todos a precio de saldo en el Cash Converters más cercano. No se echen las manos a la cabeza, sé lo que digo, no exclamen Qué exageración, atrévanse a mirarlo. Fuera casa, y empieza una búsqueda desesperada entre familiares, amigos, asociaciones y pancartas, noches insomnes de planes disparatados, viajemos a Buenos Aires, limpiemos bares en Berlín, ¿por qué no ocupar un pueblo abandonado?, podemos dejar a los críos con los abuelos. Planes que a la luz del día hacen polvo la mandíbula, destrozan los dientes en un rechinar furioso, papás, volvemos a casa, sí, con nuestros críos, sí, vuestros nietos, sí, con nuestro desolador fracaso a cuestas.

¿Qué haría usted si los zapatos que calzan en casa dependieran de la caridad cristiana?

Ah, qué fácil resulta cuando uno llega a casa del trabajo a preparar la cena –trabajo, cena, casa— escribir un artículo defendiendo el derecho de los responsables a preservar su vida, su tranquila existencia cotidiana de agua caliente, jabones, cremas hidratantes, yogures enriquecidos, jerséis de primera mano y ropa interior de primer culo. ¿Qué esperaban? ¿Qué coño esperaban? ¿Que los miles de desposeídos, de desasistidos de esta crisis que algunos han construido forrando de monedas sus viajes al paraíso, y que muchos han callado y permitido, que esos ya millones de desamparados se quedaran cruzados de brazos lavándose con agua de la fuente?

¿Qué haría usted, que aún trabaja, cena y vuelve a una casa que es suya?

Éramos tan monos, tan simpáticos cuando recibíamos los palos de la policía levantando las manos, sentados en las plazas. Éramos tan comprensibles cuando todo lo que oponíamos a su violencia, su puñetera violencia económica, cotidiana y bestial, era nuestra presencia en silencio, que ahora que sencillamente nos acercamos a decirles No permitiremos que usted siga condenándonos, ahora ese gesto básico les parece un acto poco menos que terrorista. Kale borroka, dicen; acoso fascista, dicen; hay que ver los pobres hijos del ministro, dicen los que no dijeron nada con los miles y miles de pobres hijos que empezaron hace meses su deambular por casas de abuelos, de amigos, de prestado, casas ocupadas, patadas a las puertas, viajes inciertos. Esos miles, quizás cientos de miles de hijos no han merecido palabra de los que ahora denuncian acoso, violencia, qué horror.

Nosotros nos equivocamos, sí señor, delegamos el ejercicio del poder y las decisiones que afectaban a nuestro vivir en una panda de mangantes que nos han dejado en pelotas. Lo admitimos, y ahora apechugamos con eso. Cada uno que apechugue con lo suyo. Ellos se negaron a tomar las medidas necesarias contra nuestra miseria, contra nuestras muertes pequeñas, contra el desamparo de nuestras criaturas, contra nuestros desahucios. Ellos podían haberlo parado, haberlo evitado, haberlo resuelto, haber tomado medidas como las tomaron con la supuesta ruina de los bancos. Bien, no las tomaron. Apechuguen también ellos con sus decisiones, ¿no?

¿De verdad pensaron que una sociedad puede permitirse el lujo de seis millones de parados más otro puñado de millones de empobrecidos hasta la caridad a cambio de entonar un brote verde? ¿Creyeron en serio que vallando el Congreso y rodeándolo de armas iban a evitar oler la protesta de los ciudadanos? Hay que ver, hay que ver cómo atonta llegar a casa del trabajo y hacer la cena.



Carta abierta a Fernando Savater y Rosa Díez

Me dirijo directamente a vosotros porque en alguna otra época he comprendido vuestros argumentos. Me dirijo a vosotros atónita, profundamente entristecida y, si cabe, más desesperanzada de lo que acostumbro a pasar esta época siniestra. En fin, me dirijo a vosotros, que ya es algo. 

Ambos habéis mentado a Eta, o a su entorno, que es lo mismo, para calificar la labor de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y de rebote, a Ada Colau, más concretamente el escrache. 

Ese gesto vuestro, esa mención al dolor y a la muerte me parece una de las tácticas más rastreras, viles e innobles que he leído u oído en toda esta confusión. ¿Y sabéis por qué? Porque no decís verdad, y lo sabéis. Porque vosotros sois muy conscientes de que, detrás de las amenazas aquellas a las que aludís, estaba la muerte. LA MUERTE. Porque detrás de cada mirilla dibujada en la puerta de un concejal dormía una bala, una bomba lapa, el final.

Comparar eso con los cientos de miles de ciudadanos que desesperados, DESESPERADOS, salen a la calle a pedirles a los políticos que no permitan su miseria radical y su abandono, que no permitan la creación de una nueva y gigantesca bolsa de exclusión, me resulta repugnante. Claro que utilizan métodos expeditivos. Los mismos que han vivido en sus carnes. Porque os recuerdo, aunque no os hace falta, que si miles y miles de ciudadanos se han quedado sin techo —¡sin techo, joder!— en este país, es porque un puñado de políticos que podía, no ha hecho nada por evitarlo, y otro gran montón se ha parado a mirar cómo sucedía. 

Os recuerdo, aunque sé que no os hace falta, que hemos contemplado estupefactos cómo los representantes de la ciudadanía ponían todos los medios y caudales para luchar hombro con hombro con los bancos y cajas mientras los ciudadanos perdíamos trabajo, casa y posibilidad de vivir. No de vivir dignamente, no solo, sino de comer. 

Os recuerdo, aunque sé que no os hace falta, que todos esos ciudadanos que boquean entre la estupefacción y la rabia más humana, más comprensible, no amenazan muerte, bala ni bomba. Sólo interrumpen la acomodada vida de quienes, pudiendo hacerlo, no han movido un músculo para evitar su exclusión social, en el sentido más bárbaro del término. 
Qué fácil era reclamarse de izquierda desde las tribunas de un país que era rico, más o menos como ahora. Qué fácil era estar con los pobres, con los débiles, cuando tenían el viaje pagado a Benidorm. 
Qué dura me resulta ahora la vergüenza que siento.