lunes, 2 de abril de 2012

Fragas del Eume

Hola amig@s,

a menudo tenemos la cabeza tan centrada en nuestros propios problemas (sobre todo en estos tiempos) y nos pasan un poco desapercibidas auténticas tragedias.

Una de ellas está sucediendo estos días en Galicia, concretamente en el parque natural de las Fragas del Eume, que está siendo devorado por varios incendios. Han sido arrasadas 750 hectáreas y esto es algo que deberíamos sentir todos como una verdadera tragedia para "nuestro patrimonio" ecológico. Y pongo entre comillas porque no me gusta pensar en la naturaleza como algo que se puede poseer, esto es algo muy típico de la especie humana y por cierto, muy lamentable en mi opinión.

En este caso todo apunta a que sea un incendio provocado (diversos focos que arden de manera prácticamente simultánea). Alguien se va a beneficiar directamente de este incendio. Las sospechas recaen ahora directamente sobre una explotación minera que obtuvo permisos para extraer en esa zona

Esto es una tragedia en toda regla. "Las Fragas do Eume poseen un gran valor por su alto grado de naturalidad y biodiversidad, y acoge 23 especies de árboles, entre las que destacan los robles, los castaños, los abedules, los alisos o los fresnos. En cuanto a la fauna, existen 126 especies de vertebrados y 103 aves. Entre los mamíferos, hay lobos, martas, gatos montescos, jabalíes, corzos, ciervos o gamos"(extracto de este artículo).

También os dejo un breve documental (en dos partes) que habla de las Fragas y de su enorme valor ecológico.
 

 Nos creemos los dueños de la naturaleza, de los bosques, del agua, del aire. Como si tuviésemos más derecho que los animales que en ellos habitan. Es más, incluso dentro de la especie humana debemos hacer distinciones: tribus indígenas adoran la naturaleza y la bendicen sintiéndose agradecidos por todo lo que les ofrece y viviendo con gran respeto por todos los seres que forman los ecosistemas. Sin embargo son tratados como infieles y salvajes por quienes se dedican a sacar beneficio no ya del uso, sino de la explotación de la naturaleza. Se creen con más derecho que los demás y se permiten el lujo de contaminar mares y ríos, degradar la calidad del aire y arrasar bosques centenarios simplemente porque les da la gana y nadie se lo impide. Desprecian la naturaleza y a todos aquellos que viven en contacto directo con ella ó que la defienden. Se creen superiores. Son estúpidos, ignorantes.

Escuchad el siguiente vídeo, merece la pena. Según indican los comentarios del vídeo se trata de la lectura de una carta que envió en 1855 el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos, lo que ahora es el Estado de Washinton. Los indios americanos estaban muy unidos a su tierra no conociendo la propiedad, es más, consideraban la tierra dueña de los hombres. En numerosos ámbitos ecologistas se le considera como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente"



A menudo he tenido la sensación de que dentro de la especie humana, la más bochornosa es la raza blanca, ya que ha conseguido prosperar a base de considerar inferiores a los animales y a otras razas, como los negros ó los indios, y por tanto se ha permitido el lujo de utilizarlos como si fuesen de su propiedad. Y todo para crear una sociedad cada vez más alejada de lo que importa realmente, cada vez más insatisfecha, más superficial, más estúpida, más vergonzosa, más egoísta. Personas centradas en comprar, salir de fiesta, consumir, disfrutar de placeres a menudo banales ó superficiales. Jóvenes que van de vacaciones para salir, ligar y beber, por ejemplo a Ibiza, y jamás descubriran lo que la isla puede ofrecerles de manera natural, porque no les interesa. Personas que no se preocupan de la naturaleza todo lo que deberían, quizás porque piensan que estará ahí siempre.

El hecho de que los países incumplan permanentemente sus compromisos en materia de emisiones de gases contaminantes sin que nada pase, es una buena muestra de ello. El hecho de que empresas multinacionales exploten los recursos naturales hasta la extenuación es otra. El hecho de que arrasen con bosques milenarios, como está ocurriendo en el Amazonas, también.

Precisamente ayer ví por la tarde en TV la película Instinto, de Anthony Hopkins. Trata sobre un hombre que consigue integrarse en un grupo de gorilas que le aceptan como uno más. A menudo las personas se creen que están por encima de los animales, cuando a menudo deberíamos aprender más de ellos en cuestión de sentimientos, de bondad, de perdón, de respeto, de unión.

En fin, lo ocurrido en el Parque Natural de las Fragas del Eume pone de manifiesto una vez más la codicia y la avaricia que definen a nuestra especie y el poco respeto por la madre naturaleza que sienten muchos congéneres. Algunos se mueven por su Dios: el dinero. Y por ese dinero son capaces de todo y más. Incluso ceder a los sobornos de quienes se lo ofrecen a cambio de acciones aberrantes, como destrozar sus propios paisajes e incluso arriesgarse a destrozar pueblos y matar a sus vecinos. Quienes promueven esos sobornos obeceden a otro Dios: el del poder. No hay límite, no importa el daño ecológico, personal, ni el daño a largo plazo que se hace al planeta y a todas las especies que en él habitan. Ni siquiera a sus propios descendientes. 

Ambición, falta de escrúpulos y prepotencia son una mezcla explosiva que día a día sufrimos los humanos por culpa de otros humanos. Y también el resto de seres que habitan este planeta, cada día más extenuado.

Económicamente lo estamos pagando. También la Naturaleza nos pasa factura, como ya ha hemos visto con terremotos y desastres naturales cada vez más frecuentes y potentes.

Solo espero que algún día aquellos que explotan todo lo que creen inferior y a su disposición reciban la lección que se merecen.

Un saludo

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