domingo, 26 de mayo de 2013

Agridulce

Hola a tod@s,

hoy es un día de sabor agridulce. Hoy una pequeña (pero no por ello poco importante) parte de mi familia ha emprendido rumbo a una nueva vida: han tenido que emigrar.

Hoy dos personas más cogen sus bártulos y sus ilusiones y se van de este país, hartos de no tener aquí oportunidades.

Sí, sé que es positivo. Es una buena oportunidad, es una salida, es una opción mucho mejor que la de estar en el paro viendo como pasa un nuevo día sin que llegue tu oportunidad, y por eso me alegro. Seguro que les irá genial, y se lo merecen. Por eso también me alegro.

Por supuesto que esto es mejor que nada, por supuesto que es una gran oportunidad, por supuesto que la van a aprovechar y que, a pesar de los nervios, ahora tienen un camino ante sí lleno de posibilidades y de momentos geniales, libres de los "comederos" de cabeza que supone la incertidumbre de no tener un trabajo ni saber cuándo te vendrá.

Pero me cabrea. Me cabrea que en este país, personas que se han sacrificado, que han estudiado gracias al esfuerzo de sus familias, que se alejaron de su casa para formarse y para trabajar en lo que les gustaba con la esperanza de volver y tener su oportunidad, finalmente hayan desistido, tras meses o años en el paro, y hayan tenido que irse lejos.

No es lo mismo irte por gusto, porque lo has elegido, que tener que irte ante la falta de oportunidades, con (supongo) la amarga sensación de que te "echan" de tu país, te alejan de tu familia y tus amigos, privándote de momentos con ellos, te separan de los seres queridos con los que te gusta pasar el tiempo, los que aprecian tu compañía.

Así que no es fácil para los que se marchan ni tampoco para los que se quedan. 

Me cabrea también ver cómo otras personas que durante muchos años han cumplido con su deber, trabajando para una empresa o para sí mismos y han ido montando su vida poco a poco, hoy sufren esa misma incertidumbre. Gente más joven o más mayor, da igual. Personas que supongo tendrán muchos malos momentos, por culpa de esta mierda de estafa que algunos nos venden como crisis, por culpa de unos pocos que desean ganar más a costa de otros. Personas que se empiezan a plantear irse, con o sin sus familias, y no porque les surja una oportunidad genial, sino simplemente porque les ofrecen una alternativa al paro.

Me cabrea aún más cuando veo cómo algunos imbéciles frivolizan con este tema, hablando de "movilidad exterior" y hablando de las virtudes de irse de España. Si tan positivo les parece ¿por qué no se largan ellos y nos dejan en paz? Porque parece que en este país exportamos buenas personas y nos quedamos con los gilipollas, y encima no se quedan escondidos, no. Se quedan gobernando, predicando, debatiendo. Estamos siendo bombardeados diariamente por mediocres, que hablan y hablan de los problemas de la gente con ligereza, que engañan con su mierda de neolengua, que dan ruedas de prensa donde se descojonan. ¿Qué sabrán ellos del paro, de los desahucios, de los derechos, de los emigrantes y de los inmigrantes, de los miedos, las esperanzas y las dudas de todos los que realmente sufren esta crisis?

Así que pese al sabor agridulce que supone ver como se nos va la gente, en el fondo uno siente hasta envidia. Porque nadie está libre de miedos e incertidumbres, no importa donde vayan. Nadie está libre de pasar días mejores y días peores. Pero al menos perderán de vista esta mediocridad que nos rodea.

Mucha suerte.

1 comentario:

  1. hoy sin duda, la entrada que más me ha gustado, aunque sea como tú dices agridulce!

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